DIAGNÓSTICO
Consta en el reconocimiento de los síntomas más habituales,
empieza en los miembros inferiores y
progresa hacia las manos, pasando por
otras partes del cuerpo como los brazos y las piernas. El enfermo puede
presentar dolor u hormigueo, además de debilidad en los músculos afectados. Provocando
dificultades en la coordinación y ocasionando problemas para caminar. Los dos
lados del cuerpo son afectados del mismo modo.
La dificultad del diagnóstico es que por sus síntomas se
asemeja a otros trastornos y esto retrasa su diagnóstico. Cada paciente es
diferente y los síntoma no son en todos iguales.
En la actualidad hay dos pruebas principales:
- Prueba EMG o Electromiografía
- Punción lumbar
TRATAMIENTO
El tratamiento disminuye los síntomas, ya que no hay cura definitiva
para este síndrome.
En las fases iniciales de la enfermedad se administra un tratamiento,
denominado, aféresis o plasmaféresis. Consiste en eliminar o paralizar las
proteínas, es decir, los anticuerpos. Éstas atacan a las células nerviosas.
Otro tratamiento es la inmunoglobulina intravenosa (Ig IV).
Los dos tratamientos inducen a una mejora para el paciente y son igual de
efectivos. Sin embargo, no existe ventaja aparente si se emplean los tratamientos
mencionados anteriormente en el mismo intervalo de tiempo.
Existen otra serie de tratamientos que ayudan a minorar las
inflamaciones.
Si los síntomas son graves, será necesario que el
tratamiento se lleve a cabo en el hospital concentrándose en la prevención de
otras dificultades del síndrome que
puedan aparecer. Los tratamientos podrían ser:
- Anticoagulantes para que no se formen coágulos sanguíneos
- Soporte respiratorio
- Analgésicos u otros fármacos
- Empleo de una sonda de alimentación para evitar ahogamientos en las comidas
- Fisioterapia en la musculatura y articulaciones
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