domingo, 27 de noviembre de 2016

INFARTO DE MIOCARDIO: TRATAMIENTO POSTERIOR Y COMPLICACIONES

TRATAMIENTO POSTERIOR AL INFARTO


Consistiría en la recuperación del corazón y en la prevención de futuros ataques.
Una vez que el ataque ha pasado, durante las dos primeras semanas se debe animar al paciente a que incremente su actividad física.


Como tratamiento farmacológico, se suelen usar medicamentos que aumentan la supervivencia del paciente como los betabloqueantes, los IECA, el ácido acetilsalicílico y las estatinas (reducen los niveles de colesterol).

En casos graves pueden ser necesarios procedimientos más agresivos como la implantación de un desfibrilador (dispositivo que somete al corazón a una descarga eléctrica uniforme cuando detecta una alteración en el ritmo cardiaco) o incluso intervenciones quirúrgicas.

Para recuperarse de un infarto sería conveniente mantener el peso dentro de unos límites saludables y evitar los alimentos con alto contenido en grasa o colesterol. Incluso las personas fumadoras deberían abandonar el hábito tabáquico para mejorar su salud cardiovascular.

COMPLICACIONES DE UN INFARTO DE MIOCARDIO


Trastornos del ritmo cardiaco
Son las más frecuentes. El corazón es un órgano que está controlado por un sistema eléctrico, que es el que le hace contraerse en cada latido. Si una lesión por un infarto provoca una alteración en este circuito, se producen las arritmias cardíacas, donde el corazón no se contrae de una manera rítmica, lo que provoca graves consecuencias a nivel general.

Insuficiencia mecánica
Debido a la gran cantidad de zona dañada por el infarto, el músculo cardíaco pierde parte de su función y no envía la cantidad de sangre suficiente al resto del cuerpo. La presencia de insuficiencia cardiaca implica una peor evolución del enfermo, y el grado de insuficiencia que exista se relaciona directamente con la mortalidad.


Como consecuencia del infarto también se pueden producir, aunque con menor frecuencia: la rotura cardiaca, un aneurisma ventricular (dilatación de una zona del corazón que provoca un peor funcionamiento de este), el tromboembolismo pulmonar (se forma un coágulo de sangre que viaja hasta el pulmón, donde impide la llegada de flujo sanguíneo) o la pericarditis (inflamación de la cubierta del corazón).

Los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio presentan un mayor riesgo que el resto de la población de tener un nuevo episodio en el futuro, y el principal objetivo en el tratamiento de estos, sería prevenir nuevos infartos. 

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